Cuando te alivies será hermoso.
Espero con ansia ese momento. Pareciera que fue hace años cuando prometí que siempre cuidaría de ti. No me quejo, lo hago con gran esmero y dedicación; porque te amo. Eres todo para mi y si tu estás feliz yo también lo estaré. ¿Sabes? me molesta un poco que no te quieras tomar tus medicinas. Que la sopa que te preparo con tanto cariño siempre se enfríe porque no te la comes. No importa, te la seguiré preparando porque es buena para ti. Cuando te alivies, voy a extrañar las tardes como esta, en las que puedo estar contigo por horas, conversando, bromeando, compartiendo el tiempo aún más intensamente que como lo compartíamos cuando tenías buena salud. Te consiento mucho, pero creas que todo será así por siempre. Cuando te alivies ya no te traeré tus flores favoritas todas las mañanas. En vez de eso, iremos a cortarlas juntos al jardín, nuestro jardín. Nos tiraremos en la hierba y volveremos a hacer el amor como aquella primavera en la que nos conocimos. Cuando te alivies, ya no me fastidiaré cuando no te tomes tu sopa o tus medicinas. No perderé más la paciencia cuando no me quieras responder cuando te pregunto algo. Pero sobretodo; ya no tendré que volver a soportar a ese sucio anciano barbón con aliento de licor barato que todas las noches viene a interrumpirnos diciendo:
–Disculpe, pero ya es hora de cerrar el panteón.